Evangelio Mc 12,38-44
Narrador: Aquel día estaba Jesús con sus amigos en la entrada del templo.
Jesús: Mirad, ¿Qué veis?
Discípulo 1: Gente importante que compra en el mercado.
Discípulo 2: ¡Y que se siempre están de banquetes y no comparten con los otros!
Discípulo 1: Y después entran al templo.
Jesús: ¿Os parece que lo están haciendo bien?
Discípulo 1: Pues no, se hacen los buenos pero no lo son.
Discípulo 2: Parece que se creen que son más que los otros.
Jesús: ¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa.
Discípulo 1: Mirad, ahora entran dos señores importantes y una pobre viuda al templo.
Jesús: Preguntadles cuánta limosna dará cada uno.
Discípulo 2: De acuerdo, ¡vamos!
Jesús: ¿Qué os han explicado?
Discípulo 1: A mí me ha dicho que ha dado 15 €, porque tienen mucho dinero.
Discípulo 2: A mí me ha dicho que ha dado 10€, porque le gusta que los otros vean que da mucho dinero.
Discípulo 3: Pues a mí, la viuda me ha dicho que ha dado muy poquito, unos céntimos porque es pobre y no tiene más.
Jesús: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.