Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.
1. LEE…
¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
Texto (Mc 9,1-9)
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitar de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Comentarios:
Las severas palabras de Jesús sobre el camino doloroso del Mesías y del discípulo resultan desconcertantes, provocando abatimiento y desilusión entre los suyos. Estos necesitan rehacerse, recobrar fuerza y coraje. A ello se orienta la transfiguración, sobre el monte, episodio estrechamente relacionado con el relato anterior a través de una precisa y significativa indicación temporal (véase Ex 24 16). A tres discípulos se les otorga el privilegio de una experiencia singular, que es iluminación, aliento y exhortación.
El misterio de la persona de Jesús se les desvela por un momento. El candor deslumbrante de sus vestidos habla por sí mismo de su gloria. Las figuras de Moisés y Elías conversando con él indican que la ley y las profecías encuentran en Jesús su cumplimiento (véase Mal 3 22-24), siendo el Mesías esperado que colma todas las promesas y esperanzas. El testimonio del propio Dios confirma y culmina la revelación: es su Hijo amado (véase Mc 1 11; 12 6).
Tras esta iluminación fugaz el velo vuelve a correrse y la peregrinación continúa. El camino se oscurece de nuevo. Pero su recorrido no resultará ya tan penoso, al menos si los discípulos no olvidan ese destello de luz sobre la meta que, como anticipo, han percibido en la cima del monte. Este recorrido queda marcado con un imperativo: la escucha. Auténtico discípulo es el que sabe escuchar al maestro, aun cuando sus palabras suenen a cruz y a sufrimiento.
A esta experiencia singular sigue la imposición de silencio por parte de Jesús. Tal imposición tiene en este caso un límite preciso: la resurrección del Hijo del hombre. La razón parece evidente. Sólo a la luz de la resurrección será posible comprender la transfiguración en todo su alcance y profundidad. Se trata, sin embargo, de una resurrección de entre los muertos. Con esta precisión se invita a los discípulos a recordar el anuncio de Mc 8 31. No han de sacar conclusiones erróneas La transfiguración gloriosa se verá precedida de la muerte.
2. MEDITA…
¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Sugerencias:
“En el diálogo con Dios es donde encontramos la iluminación, el aliento, la fuerza para afrontar los retos de la existencia cotidiana”
“No podemos quedarnos siempre en el Tabor, hemos de bajar, hemos de transformar nuestra condición humana sin separarnos de los otros”
– “Este es mi Hijo”
– “Escuchadle”
3. CONTEMPLA Y REZA…
¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Sugerencias:
El santo es una persona con espíritu orante,
que necesita comunicarse con Dios.
Es alguien que no soporta asfixiarse en la
inmanencia cerrada en este mundo,
y en medio de sus esfuerzos y entregas suspira por Dios,
sale de sí en la alabanza y amplía sus límites en la
contemplación del Señor. (GE 147)
Señor, enséñame a rezar, porque somos conscientes
de que nos has regalado todo en Jesús.
4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.
6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.
Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.
Fuente Oración: Evangelio al dia 2020 Ed. CCS